Gracias papá por hacerme sentir importante ante ti y ante el mundo. Gracias por ayudarme a creer que consigo llevar algo a cabo. Gracias por cambiar mi pésimo ánimo y dejarme vivir al lado tuyo, encontrando sueños realizados y éxitos logrados. Gracias por ir a lo largo del camino junto a mí, enseñándome los baches y el terreno resbaladizo. Gracias por advertir el momento en que podía hacer bien las cosas por mi cuenta, pero sin abandonarme del todo. Gracias por estar siempre ahí, al otro lado del teléfono, en un lugar donde siempre te encontraré y en donde siempre puedo pedirte un consejo, un abrazo, una mano, o simplemente donde siempre te encontraré, en el centro de mi corazón.